viernes, 31 de agosto de 2012

Trosky sobre el formalismo... no le gusta.

En Literatura y Revolución, Trosky dice estas linduras del Formalismo:
Qué es la escuela formalista?
Tal como ahora está representada por Sklovsky, Jirmunski, Jakobson y algunos otros, es en primer lugar un aborto insolente. Tras proclamar que la esencia de la poesía era la forma, esta escuela refiere su tarea a un análisis esencialmente descriptivo y semiestadístico, de la etimología, y de la sintaxis de las obras poéticas, a una cuenta de las vocales, las consonantes, las sílabas y los epítetos que se repiten. Este trabajo parcial, que los formalistas no temen en denominar “ciencia formal de la poesía” o “poética” es indiscutiblemente necesario y útil, siempre que se comprende el carácter parcial, accesorio y preparatorio… Los métodos formalistas, mantenidos en límites razonables, pueden ayudar a clarificar las particularidades artísticas y psicológicas de la forma (su economía, su movimiento, sus contrastes, su hiperbolismo, etc.). A su vez, estos métodos pueden abrir al artista otra vía -una vía más- hacia la aprehensión del mundo, y facilitar el descubrimiento de las relaciones de dependencia de un artista o de toda una escuela artística respecto al medio social. En la medida en que se trata de una escuela contemporánea, viva y que continúa desarrollándose, es necesario, en la época transitoria en que vivimos, probarla por medio de análisis sociales y sacar a luz sus raíces de clase. De esta forma no sólo el lector, sino la escuela misma podrá orientarse, es decir, conocerse, aclararse y dirigirse.
Pero los formalistas se niegan a admitir que sus métodos no tienen más valor que el accesorio, utilitario y técnico, semejante al de la estadística para las ciencias biológicas. Van mucho más lejos: para ellos, las artes de la palabra encuentran su cima en la palabra, como las artes plásticas, en el color. Un poema es una combinación de sonidos, un cuadro una combinación de manchas, y las leyes del arte son las de esas combinaciones. El punto de vista social y psicológico, que para nosotros es el único que presta un sentido al trabajo microscópico y estadístico sobre la materia verbal, no es más que alquimia para los formalistas."
Es interesante, sobre todo con lo que apunta Eagelton: Los formalistas sacan su idea de estudiar los recursos como acción sobre el lenguaje de los Futuristas, que consideraban -marxistas como eran- que el valor fundamental es el trabajo y que eso: trabajar el lenguaje produciendo las obras por medio de los recursos literarios es, propiamente, el hacer de los escritores.
Los marxistas han sido, muchas veces, chatos: basta leer las tonterías que dijo Gallegos Lara de Pablo Palacio...

jueves, 30 de agosto de 2012

La Teoría como género: Culler

Hasta ahora, la lectura que más me ha impresionado es la de Culler, en realidad una pequeña parte de su libro, el acápite titulado: "La teoría como género". En esta sección de su trabajo, el autor cita a Rorty en su definición de un nuevo género mixto. Género no literario sino discursivo, en mi opinión, que "Con origen en la época de Goethe, Macaulay, Carlyle y Emerson ha desarrollado una nueva forma de escritura que no es la evaluación de los méritos relativos de una obra de arte, ni es la hisoria de las ideas, ni filosofía moral ni porfecía social, sino todo ello mezclado en un nuevo género" (Rorty en Culler). Esta perspectiva se parece mucho a la planteada por Benedetto Croce quien en su Breviario de Estética afirma que el arte es un producto de la intuición y que, por tanto, no puede ser asumido por la razón: La única critica artistica valida es la que se convierte, en pocas palabras, en una nueva obra de arte generada con el pre-texto de otra obra de arte.
Es una enorme verdad, por eso los grandes "TEÓRICOS" son, en verdad, garndes esritores -pobre y parcialmente leídos por sus seguidores-. Freud es un divertidísimo narrador y Marx, el de El 18 Brumario, por ejemplo, es un escritor asombroso.
Sobre lo anterior, podríamos afirmar una herejía: La crítica metodológioca y metódica (por ejemplo la estructuralista que desmenuza el texto en sus semantemas) es un pacato ejercicio de contención, de contencion del poder numinoso del arte, hecho por los críticos tradicionales, que son atildadas criaturas llenas de pavores.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Lo grotesco en El Capote de Gogol

Eichembaum, en su artículo sobre el texto de Gogol, EL capote, dice que relato directo del autor -su manera de presentar recursos literarios hilvanados en una anécdota de importancia secundaria- en el caso de este cuento se concreta en un discurso grotesco que alterna partes melodramáticas y solemnes, de lenguaje engolado, con secciones cómicas.  Creo que esta perspectiva encaja muy bien con el concepto de grotesco, del siglo XIX, que, según señala W. Kayser, implica: mezcla injustificada de diversos dominios u órdenes del mundo... (Cfr. Kayser, LO GROTESCO, capítulo IV)

martes, 28 de agosto de 2012

LA POESÍA Y SUS CONTEXTOS

Dice Terry Eagleton: "Algunos textos nacen literarios, a otros se les impone el carácter literario (Eagleton, p. 20). Hace esta afirmación señalando que depende del contexto que un texto sea leído como literario. Es verdad, mi abuela recitaba

No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido,
para dejar por eso de ofenderte.

Y, para ella, esta primera estrofa de un soneto atribuido a San Francisco Javier, o a Santa Teresa de Jesús, era una oración, no poesía... y bueno, para cualquiera de los dos santos que escribiera el soneto, debió ser una oración que ahora, los desacralizados lectores del siglo XXI disfrutamos como poema.

Por lo demás, no puedo recitar "el infierno tan temido" sin recordar el terrible cuento de Onetti que tiene ese verso por título...