Dice Eagelton de la propuesta global de Frye: "En un sentido es antihumanista pues resta importancia al sujeto individual humano y centra todo en el sistema literario...". Este antinumanismo de Frye me ha recordado otro pensamiento igual de totalizante, el que se concreta en las cuatro MITOLOGICAS de Claude Levi Strauss: De la miel a las cenizas, El origen de las maneras de mesa, Lo crudo y lo cocido y El hombre desnudo. Son construcciones abstratas ajenas a la sociedad, elevadísimas, capaces, más que de contener al mundo, de ser el mundo. Son, a más de obras teóricas, catedrales de pensamiento. En últimas, son elaboraciones estéticas que perviven a las pretenciones científicas de sus constructores. Me recuerdan a Borges, que también inventó universos.
En esa medida, esos intentos antihunaistas -de Frye y de Levi Strauss- se vuelven intensamente humanos: son altas expresiones de la imaginación del ser humano.
(Podríamos inventar una novela en la que unos alienígenas descubren -milenos despues del fin de nuestro mundo- Ficciones, Las mitológicas o La anatomía dela crítica y, poderosos como son siempre los extraterrestres, recrean un mundo siguiendo las pautas de esas poderosas imaginaciones...)
Sobre este punto que publicas: Dice Eagelton de la propuesta global de Frye: "En un sentido es antihumanista pues resta importancia al sujeto individual humano y centra todo en el sistema literario...".
ResponderEliminarConsidero que en realidad sumergirse en el mundo de la literatura, te vuelve un ser más humano o menos humano, a veces se entremezclan sentimiento y emociones tan fuertes, que uno deja lo cotidiano para ir al mundo de lo irreal, que al mismo tiempo parece real. Más de una vez me he alejado de todo y es sólo en el libro en donde he encontrado mis respuestas.