miércoles, 12 de septiembre de 2012

Frontispicio




Este ejercicio del FRONTISPICIO es, creo, muy intuitivo. En esa disposición, me siento determinado a tratar los textos más como escritor, que soy sustantivamente, que como crítico, que soy, casi, por accidente.
Me ha interesado sobre manera la distinción de Gerald Prince entre narratario, lector virtual y lector ideal. En el  trabajo de la escritura, este asunto me toca muy cerca, me genera una serie de preguntas que no me he hecho nunca: ¿para cuál lector virtual escribo?, ¿cómo sería mi lector ideal?, ¿qué marcas dispongo en mis textos para convocar un narratario determinado?
No creo que estas preguntas quepan en el trabajo de un escritor, contestarlas puede ser un ejercicio de vanidad o, por el contrario, un acto de frustración. Como mucho, creo que podría jugar con el asunto.
Mi aspiración a un lector ideal es fundamentalmente ética: quiero que mi lector, esté capacitado en lo moral, más que lo intelectual, para captar mi escritura. Interesante. Veo así que, al menos de momento, mi intensión es ética, más que emotiva o intelectiva. Quiero un lector (ideal) que sea moralmente ambiguo y que tenga un desencanto por las axiologías éticas absolutas. Para eso invento criminales deliciosos, irresistibles y repugnantes.
En cuanto al lector virtual, me lo imagino muy de refilón al escribir, pero, obviamente, es un tipo parecido a mí: ha leído mucho o espera ser un lector fuerte, no le tiene miedo al compromiso literario (es decir, no teme empezar novelas enormes, poemarios frondosos o ensayos delirantes). Es, en suma, alguien que vive para la vida sin poder extraer de la vida la literatura.
Pensar en mi narratario me asusta: ¿Qué tipo de sujeto convoco al construir oraciones largas, con subordinadas? ¿Al redactar párrafos enormes y referencias oscuras a mitologías aún mas oscuras, a que narratario prefiguro? ¿Es una especie de monstruo egoísta ese que me lee entendiendo las palabras arcaicas que uso y soportando el estilo elegiaco que me gusta últimamente?
Es mejor –por lo que puedo ver- que no me conteste estas preguntas con demasiada prolijidad. Es mejor que elija, para trabajar en esta maestría, una perspectiva teórica que no sea esta de “La estética del receptor”.

1 comentario:

  1. ¡Me encanta que espere un lector moral antes que uno intelectual! En el fondo, lo moral nos toca a todos y lo intelectual no tiene por qué estar peleado con ello, nada más se lo puede entender como un suplemento que, ojalá, nos ayude comprender mejor las sustancias morales. ¿No?:) Me apetece leer algo suyo!

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